viernes, 28 de diciembre de 2012

Tres: Padua sin Padua

Mi tercer mes del Erasmus se cumple lejos de Italia. En mi tercer mesaversario veo el mar desde la ventana y como chocolatinas Tirma en manga corta. Estoy en casa desde hace una semana y no veo la hora de volver ya a Padua y a todas las cosas que este último mes larguísimo me ha traído: mi primera nevada, con su guerra de nieve y su muñequito; Trento y su sensación de perder los dedos de los pies; mi primer examen y aprobado del erasmus...  Y una fiesta de Fin de Año cuando no era Fin de Año, y un montón de niebla, y comprar regalos para volver a casa, y un poco más de papeleo (porque nunca es suficiente), y una fiesta de Navidad con muchos panetones y pandoros, y caerme con la bici, y comer comida típica de Puglia, y más llamadas en chino a las seis de la mañana, y tomarme mi primer "café", y que la báscula me diga que mi Erasmus me ha regalado cuatro kilos de más, y empezar a estudiar para los exámenes de Febrero... 

Este último mes ha sido increíble sobre todo por Venecia y por volver a casa y por un millón de otras cosas que mejor dejaremos a la imaginación.

Padua y su niebla. Nostalgia.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Erasmus en diferido: El día que perdí mi último cachito de dignidad

En mis primeras semanas en Padua, como era de esperar, se me acabaron los calcetines limpios y llegó el temido momento de poner una lavadora. Domingo de resaca. Nueve de la mañana. El detergente en una mano, la bolsa con la colada en la otra y nada de suelto en los bolsillos, sólo un par de billetes. ¿Y dónde consigues cambio un domingo tan temprano? Pues en el Pizza&Kebab de enfrente de la residencia. ¿Y quién se cambia de ropa para cruzar la calle pudiendo ir a suplicar cambio vestida con un pijama de Snoopy? Yo claramente no.


lunes, 24 de diciembre de 2012

Las mensas de Padua

Las mensas son comedores que hay en Padua, generalmente para los estudiantes, pero también puede ir otra gente. Los estudiantes de la Unviersidad de Padua pagan unos 2'30 € por almuerzo o nada, si se benefician de la beca de estudios de la región del Véneto. Y son muchos los que lo hacen. El precio para los erasmus oscila entre los 3 € del ridotto (un plato, guarnición, bebida, pan y postre) y los 4 € del intero (primero, segundo, guarnición, bebida, pan y postre). Yo por ejemplo siempre suele comer el menú reducido y cambio el postre por una ensalada (que se considera otra guarnición) y he dedicado estos tres meses en Italia a camelarme a los trabajadores de las mensas así que dependiendo del lugar hasta me regalan el postre.

Todas las mensas tienen horario de lunes a viernes de 11.45 a 14.30 h. Belzoni y San Francesco abren también a la hora de cenar, de 18.45 a 21.00 h. Y los fines de semana las mensas se alternan para estar abierta: un sábado abre Piovego y al otro San Francesco; un domingo abre Acli, al siguiente Murialdo.

La comida de las mensas está bastante bien en general, en algunas más que en otras, pero lo que está claro es que en todas te encontrarás pasta de primero.  Esto es Italia.

Tras mi segunda semana en Padua, yo ya había probado todas y cada una de las mensas así que ahora voy a a hacer una lista clasificándolas de mejor a peor, basada en mi propio criterio y secundada por la opinión popular.

  1. Forcellini: está bastante lejillos, unos 20 minutos en bici desde el centro. Pero Dios merece la pena (a menos que llueva, entonces no, no merece la pena), es como un restaurante. En ella puedes cambiar tus dos platos por una pizza (de buen tamaño). Así que por 4€ comes pizza, pan, postre y bebida. De cine. 
  2. Murialdo: es muy parecida a la Forcellini, aunque quizás ligeramente peor. También puedes comer pizza aquí y también está un poquillo lejos partiendo desde el centro. 
  3. San Francesco: en relación calidad/cercanía es la mejor. La mensa San Francesco está en la Via San Francesco (¿en serioooooo? ¡quién lo diría!). Las raciones son generosas y la comida bastante buena. Se una forma simpática entre la 13.00-13-30h pero si vas fuera de esta franja no tendrás problema.
  4. Piovego: en calidad es bastante similar a la San Francesco. Su mayor ventaja es que tiene una fila rápida para gente que tenga la tarjeta recargada o quienes no tengan que pagar, y esto puede ahorrarte algo de tiempo. Pero también se forman unas colas divertidas.
  5. Belzoni: en via Belzoni. Es muy cómoda para alguien como yo que vive en el portal de al lado, pero las raciones son bastante escasas, sobre todo de los segundos. Los primeros platos no están tan mal.
  6. Acli: está en el centro, muy cerca de plaza Signori pero la comida no es muy buena (a excepción del risotto) y básicamente es un antro donde ni siquiera se sirve un postre de verdad.
* También hay una mensa en la facultad de Veterinaria, pero me pilla demasiado lejos como para que la curiosidad me invite a ir. Sin embargo sé por fuentes fiables que, aunque la comida no es nada del otro mundo, las raciones son generosas.

Menú de Forcellini de la semana del 10 al 14 de Diciembre.

PS: si eres un poco como yo cuando llegues no sabrás el nombre de casi ningún alimento. Tranquilo. Siempre puedes señalar. Es lo que yo hice durante todo el primer mes. Además, en la Forcellini y la Murialdo a la entrada tienen unas vitrinas con muestras de los platos que sirven ese día así que allí puedes ver antes lo que te vas a comer.

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sábado, 22 de diciembre de 2012

Una entrada algo navideña

Yo pensaba que no, pero al parecer sí que existen canciones de Navidad en italiano... por eso de que es en italiano y tal suenan un poco más soportables, pero tampoco mucho más. Les dejo la cancioncilla que me acaban de pasar por Facebook y juzguen ustedes mismos.



Un beso y buon Natale a tutti! =)

jueves, 20 de diciembre de 2012

La aventura de volver a casa


En algún momento de la compra de billetes para volver a casa mi cerebro se colapsó y dejó de trabajar como el de una persona normal y decidió que el vuelo de las siete de la mañana era una buena idea porque así llegaría a casa casi a la hora de comer. El problema es que se olvidó de procesar que los aviones salen desde Marco Polo, en Venecia, y no desde Padua y que la primera guagua para el aeropuerto sale a las seis de la mañana y la última a las ocho de la tarde.

Así que aquí me encuentro hoy, pasando la noche en el aeropuerto de Marco Polo, para no perder mi vuelo a Madrid de las 7.30 a.m., con sólo un sándwich de tomate y mozzarella en el estómago y mirando a ratos a un cartel que pone “estintore nº113” y a ratos escribiendo estupideces.

No puedo facturar porque los mostradores están todavía cerrados y mi maleta me está sirviendo como mesita para apoyar los pies. No puedo dormir porque los bancos de metal del aeropuerto son lo peor del mundo para conciliar el sueño (a pesar de que haya dormido sólo seis horas en dos días) y la pequeña siesta que ya me eché me va a costar una tortícolis de campeonato mañana. Tampoco se puede dormir sencillamente porque NO SE PUEDE: hace unos minutos sólo que han pasado por aquí tres carabinieri pidiéndome la documentación y los datos de mi vuelo (verificando que salía por la mañana) y recordándome amablemente que el aeropuerto no es un hotel. Hace dos horas que me cansé de charlar con la chica siciliana que se sienta a mi lado y, además, mis compañeros de nocturnidad están en la otra parte de la terminal, donde están los enchufes (aquí no hay), agazapados viendo películas en español que a mí no me apetece ver. No hay WiFi, la batería de mi portátil y mi móvil tienen las horas contadas (por lo que ya me puedo ir olvidando de Facebook o de un maratón de cine italiano. Yupi) y no puedo recorrer la terminal de punta a punta buscando un puñetero enchufe porque me han endosado el bonito papel de vigilar las maletas.


Aún seis horas para el embarque.

Cuatro para facturar si Dios quiere.

Acaban de apagar las pantallas de publicidad y algunas luces.

Tengo frío.

Se me está empezando a dormir el culo.

Cuando vi a un erasmus robando una bici y no, no era español


Kids, I’m gonna tell you… sobre esa vez en la que vi a un Erasmus-no-español robando una bici. Y lo voy a hacer, a pesar que sea una historia estúpida que no le importe a nadie, porque me aburro, porque me quedan todavía seis horas en este aeropuerto, y porque no hay manera humanamente posible de dormir sobre uno de estos malditos bancos.

Antes de entrar de lleno en los hechos, tengo que aclarar que el período Erasmus es un tiempo en el que la gente está obligada por ley a hacer estupideces y algunas de esas estupideces consisten en robar cosas: viajar sin pagar en la guagua, pequeños hurtos en el súper, robar bicis que invitan a ser robadas… pero, y sé que esto no extrañará a nadie, estas estupideces siempre las hacen españoles (yo no mamá, lo juro). Pero esta vez no.

Acabábamos de llegar mis dos internacionales amigas y yo de Venecia cuando ellas descubrieron, junto a sus bicis, aparcada una tercera que llamaba a gritos a ser robada. Jopé, es que iba provocando. Estaba encadenada por el cuerpo de la bici (o como sea que se llame) y no por la rueda y, en vez de estar atada a una valla o a una farola, el genio de su propietario la había unido a un pilón junto a la carretera, de tal manera que sólo levantando la bici podías montarte en ella e irte pedaleando.

Yo había ido a la estación esa mañana a pie: primero porque de vez en cuando me gusta pasear, y segundo porque ninguna persona o pseudo-persona con dos dedos de frente deja su bici un día entero aparcada cerca de la estación (ya de paso pon un cartel de “bici gratis” y tal), así que mis compañeras me invitaron amablemente a ahorrarme los veinte minutos a pie del retorno cogiendo esa bici. Sin embargo, yo me negué. Tengo menos agallas que un ratoncito y un resquicio de moral que aún no he logrado ahogar (aunque estoy en ello). A lo que mi compañera alemana (que se había gastado esa mañana en Venecia más dinero del que yo tenía casi para todo el mes) respondió con un: “pues vale,  mi bici está hecha una mierda, ya va siendo hora de que la cambie. Ve tú en la mía porque yo voy a coger esta”. ¡Y dicho y hecho oye! Ese metro y medio de alemana levantó la bici a pulso, se montó en ella y se alejó pedaleando diciendo que si se sentía culpable a lo mejor la devolvía… pero que tampoco creía que eso fuera muy posible que pasase. Y bueno, yo al final no tuve que volver a casa caminando.

El día que me enamoré de Venecia

Desde que tengo uso de conciencia Venecia ha sido mi ciudad favorita en el mundo. No sé por qué y tampoco me importa. Sencillamente sé que cuando apenas levantaba un palmo del suelo, sólo pensar en visitar una ciudad construida sobre un par de cientos de islas y que en lugar de calles tenía canales, me hacía estremecer; las fases del Tomb Raider (cualquiera de ellos) que se ambientaban en Venecia hacían que el corazón me latiera el doble de rápido y pelis como The italian job hacían que los ojos me hicieran chiribitas. Venecia es una promesa rota que le hice a alguien que un día fue muy importante para mí. Venecia es una de las razones por las que elegí irme de Erasmus a Padua y también es el número quince en “mi lista de cosas que tengo que hacer antes de morir”.

Venecia
Sin embargo, y aunque casi me propuse visitar mi ciudad de ensueño desde que puse un pie en tierras italianas, todavía no ha nacido gente con más mala suerte que yo y, cada vez que me proponía coger ese maldito tren de tan sólo media hora, sucedía algo. Al principio la culpa fue completamente mía: me negaba a ir a Venecia por primera vez en domingo para verla atestada de turistas y no me planteaba saltarme las clases o las prácticas que tenía de lunes a viernes. Después (cuando ya habían pasado unas semanas y ya no me convencía tanto mi propio argumento de “tienes tiempo hasta Navidades, sino hasta Julio”) la culpa fue ya de un  poder superior: lluvia, nieve, acqua alta, gripe, exámenes, excursiones a sitios algo más lejanos… Siempre que sencillamente se me pasaba por la cabeza la idea de ir a Venecia, pasaba algo. Ya me había resignado a volver a casa por Reyes sin haber tachado de mi lista el número decimoquinto cuando me llegó el mensaje de una chica finlandesa acerca de ir a Venecia el día antes de que a mí me tocase volver a casa. Y me dio igual que tener ese día clases de frecuencia obligatoria (soy una rebelde), que esa noche hubiera dormido dos horas, que tuviera que pasar esa noche en el aeropuerto o que mis reservas económicas estuvieran rozando mínimos. Esta vez no había excusas que valiesen. Si se acababa el mundo el viernes, se iba a acabar con el recuerdo de la Ciudad sobre el agua  grabado a fuego en mi cabeza.

Mi viaje a Venecia en sí en realidad empieza como un chiste: una finlandesa, una española y una alemana quedan en la estación del tren… (y la española es la única que no llega tarde), pero yo estaba bastante ocupada creando altas expectativas de la ciudad de mis sueños y asustada con lo brutalmente que podrían romperse (como me había pasado un poco con Verona) que después de tuitearlo dejé de pensar en ello.

Sin embargo, a pesar de mis temores, Venecia no me decepcionó, es más, desde que puse un pie en ella, con el cielo azul cristalino sobre mi cabeza y una sonrisa estúpida sobre mis labios, hasta que me fui seis horas más tarde con la niebla pisándome los talones, estuve muy enamorada de Venecia. Es más, aún no se me ha pasado el “enchochamiento”. A pesar de que sólo estuve un par de horas en la ciudad y que no vi ni de lejos todo lo que quería ver, me enamoré muy mucho.

Me enamoré del perfil de los edificios y de las calles con mínimos resquicios de hielo sobre los escalones (recuerdo de la última nevada), de los pilares sobre los canales y del acento italiano de la gente. Me enamoré de dejarme perder por los laberintos de la ciudad, abandonando en algún lugar muy dentro la neurosis que me obliga a planear cada paso de cada viaje, y de los carteles ambiguos que llevan a San Marcos, y del muy sutil aroma a mar, y del baile de las sombras de la tarde jugando a crear claroscuros entre las calles de San Polo, y de las máscaras, y de la idea del Carnaval... Me enamoré de las callejuelas estrechas por las que puedes trepar apoyando una mano en cada pared (yo todavía no he madurado so… I did it), y me enamoré muy mucho.

La callejuela por la que trepé
Máscaras venecianas
...y más máscaras

Y claro, después estaban los puentes, y la arquitectura, y las historias de rivalidad entre Padua y Venecia, y las góndolas… ¡y los gondoleros!... con sus jersey a rayas sobre los hombros y el gorro de paja sobre unos cabellos muy negros, mirando fijamente con los ojos tan azules que enamoraban y ofreciendo precios “increíbles” que seguían siendo muy caros… y cantando, incluso cantando… y como estamos en Navidad uno canturreó y todo el “Santa Claus is coming to town”.

Gondolero
De Venecia, de lo que vi de Venecia, me quedo con el Rialto (un puente precioso al que llegas siguiendo los carteles… o no), la plaza de San Marcos con su Basílica (probablemente la Iglesia más alucinante que veré jamás), su palacio Ducal y su Puente de los Suspiros. También me quedo con la historia de cierta columna de los exteriores del Palacio (se decía que si un reo condenado era capaz de bordear la columna apoyado en los talones sin caerse conseguía un indulto. Hay que considerar que el suelo por esa zona está algo inclinado y que el bordillo es casi inexistente… y eso, que a mí no me perdonan ni de coña). Creo que también debería quedarme con mi cara de flipada la primera vez que me paré sobre el Gran Canal y con el encantador paseo por el Ghetto, haciendo la digestión y sintiendo ya el frío en la punta de los dedos de los pies.

El Rialto

Estatua junto al Palacio Ducal

Pero, sobre todo, por encima de todas las cosas, con lo que me quedo de Venecia es con el hotspot. El hotspot es un rincón de Venecia bautizado así por mis compañeras y descubierto por una amiga en común, y que según ellas es el punto más mágico de Venecia, y teniendo en cuenta que desde hoy yo considero Venecia la ciudad más llena de magia del mundo... el del mundo. En este rincón desconocido (cuya ubicación egoístamente aún no sé si desvelar), nos sentamos a comer unos sándwiches mientras intercambiábamos algunas frases y yo me seguía enamorando como no me enamoraré creo jamás de algún otro lugar y me imaginé viviendo ahí y asomándome por las mañanas a la ventana para atisbar el perfil de algún palacio sobre el canal.

El pedazo de Venecia que se ve desde el hotspot
Y como estoy muy enamorada de Venecia no me importaron ni un poco los turistas japoneses que nos sacaban fotos (aunque, como fuimos en miércoles y además en invierno, no había muchos) ni los doscientos mil cuatrocientos cuarenta y ocho puestos-de-souvenir-engaña-turistas, ni siquiera que mi cerebro estuviera al borde del ictus tras pasarse todo el día pasando del inglés y alemán-chapurrero que hablaba con mis compañeras al italiano necesario y propio de estar en Italia.

Aún hay cientos, quizás de miles de sitios de Venecia que tengo que visitar, memorizar y reinventar, pero aún me quedan meses en Italia y años de vida (si Dios quiere) para conocerlos. Y creo que gastaré un minuto en cada uno de ellos en recordar esa semi-promesa que creo que jamás cumpliré y cada segundo del resto en enamorarme un poco más.





PS: ¡perdónenme por escribir una entrada tan larga! Pero entiéndanlo: es Venecia, mi Venecia, mi nuevo rincón favorito en el mundo… y además estoy en el aeropuerto pasando la noche y todavía me quedan siete horas hasta que salga mi avión.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

La pizza de Nutella


Italia en general, y Padua en particular, tiene muchas cosas geniales que no voy a enumerar porque ya todos las conocemos, pero hay una en particular que yo no sabía que existía y que probablemente sea una de las ochos maravillas del mundo y es LA PIZZA DE NUTELLA. Bien, como todos sabemos, y si no lo saben se los digo yo, tanto la pizza como la Nutella son italianas, así que quizás mezclar las dos no era una locura pero la primera vez que leí "Pizza de Nutella" en la pizzería de enfrente de casa se me quedó una cara de asco que me duró los dos meses que tardé en probar esa maravilla. Ahora tengo que hacer grandes esfuerzos por no cenar esto a diario (y Dios me dio muchas grandes cualidades pero la fuerza de voluntad contra el chocolate no es una de ellas).

Así que ya sabes: si te gusta la pizza y te gusta la Nutella, no seas como yo y pruébala a la primera, éste es tu postre. ¡Ah, e invítame a un cacho!

Besitos dulces.


PS: también puedes pedirla con mascarpone por encima. Es increíble pero también está buena.

martes, 18 de diciembre de 2012

Trento, los dementores y mi superpoder para dormir en el transporte público

Trento empieza a las cinco y media de la mañana con la niebla envolviendo la ciudad y paseo a la estación para coger el tren de las siete de la mañana (después de un chocolate caliente).Y Trento también fue pensar en Harry Potter y en esa escena del Prisionero de Askaban donde los dementores asaltan el expreso a Howarts (este minuto de frikismo ha sido patrocinado por la vocecita estúpida de mi cabeza). Y es que cuando los párpados estaban cayendo por su propio peso después de una noche con sólo dos horas de sueño, la niebla envolviendo cada metro del trayecto, difuminando los árboles a lo lejos, el frío, la nieve sobre las vías, las sombras a cada lado del tren... nos hizo pensar un poco en esa peli antes de caer en un coma profundo que abarcó posturas más raras que las del Kama Sutra. ¡Y es que dormir en el tren es un arte que no está al alcance de todos!

Llegamos a Trento tras un trasbordo y dos siestas. En Trento llovía y nevaba a ratos y nuestros paraguas de colorines se convirtieron en nuestros mejores amigos mientras yo me dedicaba a meter por accidente el pie en cada montón de nieve y a pensar en cuánto tiempo de congelación podían soportar mis dedos de los pies antes de ser amputados...

En Trento vimos la plaza del Duomo y de la Fiera, donde estaba el "famoso" mercado de Navidad de Trento (personalmente prefiero el de Padua, el de Trento me pareció un poco caca), dimos un paseo por la ciudad y terminamos a las puertas de un castillo cuyo nombre ahora no logro recordar. Pasamos mucho frío en los pies y comimos unas focaccias muy ricas y baratas en un bar escondido en una calle y decidimos que preferíamos bebernos un té antes de seguir pateando en el frío y cogimos otros dos trenes en los que volvimos a dormir en posturas muy raras.



Estación de tren de Trento
Piazza del Duomo
 
Otro rincón de la plaza

Mercadillo de Navidad de Trento

El castillo de cuyo nombre no puedo acordarme

sábado, 15 de diciembre de 2012

12/12/12: Capodanno universitario

A nadie le gusta más una fiesta que a los erasmus. Y pecado sería que estos mismos erasmus se perdiesen una fiesta. Así que nosotros, que volvemos a casa por Navidad, y por lo tanto la inmensa mayoría de nosotros se pierde el Capodanno a Padova, celebramos el año nuevo el miércoles pasado en el café Amsterdam: con sus uvas, sus copas muy baratitas, su música perreosa, sus masificaciones, sus eternas colas por conseguir algo de beber, sus españoles borrachos... Vamos, igualito que en España. salvo por la parte en la que estamos bajo cero, casi pierdo los dedos por congelación y había muchos italianos (italianosssss mmmm ejejejeje)... pero por lo demás, lo mismito.

Después del Amsterdam fuimos a la discoteca Fishmarket y cambiamos el Año Nuevo por una noche de marcha cualquiera. Fue como entrar en el 2013 y luego dar un paso hacia atrás, pero en fin, eso me da una excusa para desearles a todos una Feliz Navidad y un Año Nuevo chachi pistachi.


viernes, 14 de diciembre de 2012

Erasmus en diferido: Nieva wiiiiiiiiiiiiiiiiiii

La primera vez en mi vida que vi nevar fue la tarde del 7 de diciembre. Y para ser sinceros, antes de verla la sentí cayendo contra mis pómulos y metiéndose en mis ojos. Acababa de salir de clase e iba en bici hacia la residencia, dispuesta a pasar una bonita tarde de invierno estudiando para mi examen de uronefro, así que debían de ser las 15.30, cuando el primer copo, ligero, sutil y algo frío se me enredó en las pestañas... y nadie pudo quitarme la sonrisa de la cara durante todo el camino hacia casa. Ni durante esa tarde cuando salí a hacer el estúpido bajo la nieve y a abrir la boca cara al cielo para saborear la nieve, tal y como me había dicho una erasmus finlandesa que debe hacerse en tu primera vez (con la nieve, ¡se sobreentiende!). Sabía a agua fría con Nesquik... aunque quizás eso fuese algo culpa mía porque me acababa de beber un Nesquik... Tampoco se me borró la sonrisa de la cara en mi primera guerra de bolas de nieve a media noche (con el pijama debajo de los vaqueros y el abrigo) o cuando hicimos nuestro primer muñeco, a pesar de que habíamos usado casi toda la nieve para acribillarnos...

... y es que cuando una ve la nieve por primera vez a los 21, vuelve a la infancia y se pasa todo el día con una banda sonora navideña resonando en la cabeza.




Las vistas desde mi ventana esta mañana
Il pupazzo di neve
La Ederle a medianoche después de bombardearse con nieve.


¡¿Por qué?!

¿Por qué le hacen esto al temazo de Bonnie Tyler? Lloro.


Ciao, spaghetti, pizza, arrivederci

¿Lo único que sabes decir en italiano es spaghetti, pizza, ciao y Tiziano Ferro y te da miedo irte a un país extranjero a estudiar una carrera facilita como Medicina sin saber ni decir ni Pío? ¡QUERIDO DIARIO ERASMUS te trae la solución!, una serie de consejos básicos para adaptarte al cambio de lengua más rápido.

Para empezar habría que tener en cuenta que:

1) Es muy importante que recuerdes que el italiano y el español se parecen mucho. Por mucho que te vengas a Italia sin saber una palabra de italiano entenderás gran parte de lo que te digan y mezclando el español con el bonito e internacional lenguaje de gesticular como un idiota lograrás que te entiendan. Es más, el 90% de los erasmus españoles que vienen a Padua (y seguramente al resto de Italia) se vienen con un nivel de italiano muy muy bajo tirando a inexistente.

2) Casi todas las universidades ofrecen cursos de idiomas para los futuros erasmus con los que puedes adquirir unas competencias básicas para la supervivencia en el país de la pizza. Sin embargo sobre esto no puedo opinar porque yo no hice ninguno.

Sin embargo, lo que yo personalmente aconsejo si quieres aprender algo de italiano es:

1) Si quieres coger una base gramatical puedes comprarte un libro, desde el Italiano para Dummies (que es el que me compré yo) hasta un libro de verdad. El Italiano para Dummies es súper mega híper básico pero es un libro bastante ligero y fácil de leer. La pega es ésa, que es muy limitado. Si ya tienes una idea mínima de italiano NO es tu libro.

2) También puedes dar algunas clases particulares (yo di como unas 10) para coger la base gramatical. Personalmente considero que es mejor que los cursos que pueda ofrecerte la universidad porque las clases particulares se adaptarán a tu ritmo: irás tan rápido como quieras/necesites ir y aprenderás las cosas que te interesen aprender.

3) Escucha música en italiano para coger oído. A mí personalmente me gusta bastante el grupo Zero Assoluto y la verdad que no soy una gran conocedora de música italiana, pero estoy bastante segura que buceando por Spotify puedes encontrar algo que vaya más con tu gusto musical.


4) Ve películas en italiano. Al principio necesitarás los subtítulos para entenderlas, pero que sean subtítulos en italiano, porque si te los pones en español todos sabemos que tu cerebro va a decidir leer y dejar de escuchar. Quizás para que te sea más fácil puedes empezar viendo películas que ya hayas visto en español. Así al menos sabrás de qu va la historia. Las películas puedes cogerlas de tu estantería o bien puedes intentar verlas online aquí.

5) Lee en italiano. Coge un libro en italiano, el diccionario y lee. Da igual que tardes un mes en acabar el libro. Aprenderás más de gramática y vocabulario que en 200 clases de italiano. Algunos libros bastante fáciles para empezar, que yo recomiendo son: Il piccolo principe y Lo strano caso del cane ucciso a mezzanotte (éste es bastante más largo pero se narra con frases cortas y sencillas y es muy muy bueno). ¡Los dos tienen dibujitos! Wiiiii.

6) Intenta buscar a alguien por tu ciudad que hable italiano: algún italiano que esté de erasmus, un amigo que se haya ido a Italia el año anterior, el camarero de la pizzería...

7) La Universidad de Padua ofrece un curso de italiano gratuito para los erasmus. Puedes hacerlo si te aburres muy mucho, pero te aseguro que, a menos que cambien mucho las cosas, será la pérdida de tiempo más grande de tu vida. En tres meses de clase sólo puedo sacar unos 10 minutos de lecciones útiles.

8) Y este es el punto más difícil. Cuando llegues a Italia verás que hay un montón de erasmus españoles y que incluso los italianos te entienden si hablas en español y la tentación de dejarse llevar será muy grande pero intenta no dejarte arrastrar por el lado oscuro. Busca a gente italiana, o en su defecto otros erasmus no hispanohablantes (intentarán convencerte para que hables en inglés. Resiste) y habla, habla en italiano sin parar. Equivócate. Quédate sin palabras... Si son italianos, pide que te corrijan si cometes algún error. Y así te aseguro que en menos de dos meses hablarás italiano con fluidez. Tampoco estoy diciendo que te alejes de los españoles como si fueran apestados. No, jopé, que hay días en los que una se levanta muy resacosa como para intentar hilvanar pensamientos en otro idioma. Pero es importante que tengas gente italiana con quien hablar. Otra opción que puedes explotar es la de buscarte un Tandem Partner, es decir buscar a un italiano que quiera aprender español, con el que hablar un ratito en español y una ratito en italiano, tomando unos Spritz, almorzando, dando una vuelta... Si encuentras alguien con intereses similares a los tuyos será más divertido para ti porque quedar con tu Tandem será como ir a dar una vuelta con un amigo. Consejo:  echa un ojo por la facultad, que hay muchos medicuchos que quieren irse de erasmus a España.

9) Ragazzi italianos. Y con esto lo digo todo (guiño, guiño, codazo, codazo).

Besitos desde el edredón.

PS: quería añadir que de aquí en adelante soy como un DJ: acepto peticiones del público para las entradas.

Querido examen erasmus

Hay una razón muy muy lógica por la que hemos llegado al mes de Diciembre con sólo dos tristes entradas. (- ¿Cuál? ¿Que no ha habido fiestas este mes? ¿Ni viajes? ¿Ni anécdotas? ¿Que te has olvidado de todas las entradas pendientes que tienes que escribir?) ¡Pues no, estúpida voz de mi cabeza, no es eso! Y tampoco es la pereza (bueno, un poco sí). La razón por la que esta vez no he escrito casi nada es que tenía que estudiar para mi primer examen del erasmus: Uronefro, en italiano y oral. Vamos risas tontas, na' más.

Vale sí, el examen era risas tontas. Creo que he estudiado para este examen como jamás en mi vida y luego resultó ser una tontería.

El examen nos lo hizo el Dr. Giacomo Novara (Clínica Urologica, 5º planta del Monoblocco). Y saber esto es muy importante si quieres aprobar Uronefro sin tener que dejarte el alma en el intento (aunque yo lo haya hecho). Aquí en Padua, Uronefro forma parte de una asignatura más grande llamada Specialità Medico Chirurgica 2, que también incluye Endocrino y Metabolismo, pero si eres uno de esos tantos erasmus que sólo tiene que hacer la parte de Uronefro puedes intentar programar un examen extraordinario de esa parte antes de la fecha oficial de exámenes y así aligerarte un poco la carga. El Dr. Novara este año no dio una sola clase de Urología en la universidad pero aún así si le pides a él que haga el examen de los erasmus, lo hará, y sus preguntas durante estos dos años siempre han sido las mismas:

- Elige el tema del que quieres que te pregunte.
- Síntomas.
- Diagnóstico.
- Terapia.

Y si se pone muy tonto hasta te pregunta la estadiación o la anatomía patológica... Pero vamos, en resumen, que si quieres, podrías aprobar uronefro estudiándote sólo un tema (y que ese tema sea de la parte de uro, que el hombre es urólogo). El temario por otra parte es una tontería, y estudiárselo todo no hace daño a nadie y nunca se sabe si saber la anatomía patológica del tumor del parénquima de riñó va a salvar la vida a alguien!

En fin, en conclusión, en resumen, para terminar (y antes de la obligatoria posdata), que Novara es súper bueno y que saqué un 26 (aquí las notas son sobre 30) y las notas de todos los demás erasmus fueron más o menos iguales.

Besitos de alguien feliz que ahora mismo ve nevar desde debajo del edredón en la cama.


PS: ¡les dije que habría una posdata! Já. Voy a intentar escribir entradas de reservar para publicar en Febrero porque si con este examen de nada me han echado de menos (que yo sé que sí) en Febrero van a llorar de la pena penita pena.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Il pulcino Pio

De mí para ustedes. Música italiana de calidad.


PS: já. Ahora tenemos todos la cancioncita en la cabeza y no sólo yo.
PS2: mis agradecimientos tardíos a Sarina Hernández por este gran descubrimiento musical jaja.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La hostia con la bici

Ayer iba yo tan tranquilamente por la calle con la bici (o no tan tranquilamente porque llegaba tarde a italiano, como siempre, y es posible que fuera un poco a-toda-leche) cuando no sé cómo me caí de la bici. Mentira. Sí que lo sé. Llovía. La calzada estaba mojada. La bici no frenaba. Por vía Tito Livio pasa el tranvía, con su correspondiente vía del tram... y recordemos que aunque ya soy capaz de llevar la bici sólo con una mano, yo soy de esas personas que antes de llegar a Padua no se habían subido a una bici desde la Primera Comunión. Así pues, así fue como se desarrollaron los hechos su señoría: yo iba en paralelo a las vías del tram y tenía que cruzarlas, como siempre, traté de cruzarlas en perpendicular (muy en perpendicular, que yo soy una miedica) para que la rueda no acabase dentro de la guía. Pero como el suelo estaba mojado, y también como yo tengo muy mala suerte, la rueda derrapó y sí, entró dentro de la vía, atascándose, frenando la bici en seco y haciéndome volar dos metros por encima en dirección al asfalto. La caída fue de película, con voltereta incluida y aterrizando a los pies de un chico guapísimo (que por el shock no me di cuenta que era guapísimo hasta que me lo dijeron) que me ayudó a incorporarme, levantó mi bici del suelo y  recogió mi maleta que había acabado más o menos en Tunte, mi gorro, que estaba en Moya, y el candado de la bici (que estaba a mis pies). Por fortuna, el dinero que mis padres invirtieron en las clases de judo cuando yo era pequeña fue un dinero bien invertido, porque si algo aprende una niña torpe en las lecciones de judo es a caer bien, y yo caí estupendamente de la bici. Nada de caer de cabeza, o con la espalda o de culo. Yo caí rodando sobre mi brazo/hombro y frenando con la rodilla mala (la rodilla mala siempre acaba mal).

Para más inri, dos metros más adelante estaba parada una pareja de policías que estaban empeñados en llamar a una ambulancia. Pero yo les convencí en mi italiano chapurrero de que lo único que me había dejado sobre el asfalto era la dignidad, un pedazo de pantalón y la piel de la rodilla, y me dejaron marchar recomendándome cariñosamente que fuera por calles donde no hubiera vías del tranvía. Ellos también pensaban que yo era muy torpe. Así pues, me subí de nuevo a mi bici, muy digna yo, y me fui al curso de italiano, con sangre en la pernera del pantalón y aguantándome la risa, porque sí, yo cuando me caigo me descojono muy mucho.

La moraleja de esta historia niños es: que me caí de la bici de una manera muy muy cómica y que ninguno de ustedes estaba ahí para reírse. Já.


PS: tranquilos, aún tengo todos los dientes (que es lo primero que me preguntó mi padre cuando le conté lo de la caída).

¿Cómo se manda a la mierda en chino?

7 a.m., en algún lugar de Padova, en una habitación oscura y muy calentita, suena el teléfono.

- Nduifhwfhwf ¿sí?
- Ha una chiamata. Vuole che si la passo? - dijo Angelo, el portero, por el teléfono. Sonaba un poco perplejo, aunque también es posible que ella lo imaginara, considerando que estaba más dormida que despierta.

¿Una llamada? ¿A estas horas? Pero si nadie me llama a la habitación desde fuera de la residencia... A lo mejor es mi padre, o mi abuela... (aunque en Canarias son las 6 a.m. y nadie decente llamaría a esa hora pero es muy temprano como para que tu cerebro llegue a esa conclusión así que...). ¡Será algo súper mega híper importante!

- Vale, pásemela -respondió la chica en algo parecido al español y se frotó los ojos a través de una pared de dos centímetros de legañas. A esas horas, y sobre todo después de haberse acostado tan sólo hacía tres, no era capaz de articular una frase en español y mucho menos en italiano.

Al otro lado de la línea se oyó un tenue click.

- Pronto? - dijo la chica esta vez en italiano. Al menos de esa palabra se acordaba.
- 你好。打电话触摸球 - dijo una voz como muy de señora mayor al otro lado del teléfono.
- ¿Hola? Chi è?
- 没有,他们只是想让你生气。不要打扰。
- Cagoento' - masculló la chica colgando el teléfono. ¡Otra vez la puñetera china! ¿Pero por qué narices la llamaba siempre esa señora china/japonesa/coreana/lo-que-fuera (todos suenan igual de raro)? Y lo que era peor, ¿por qué la llamaba siempre a las siete de la mañana? ¿¿No hay otras horas en el día para molestar?? La misteriosa señora china que no entendía ni una palabra de español, italiano, inglés o alemán (comprobado) ya le había fastidiado una resaca, un domingo de dormir hasta tarde y ahora una mañana de dormir después de haberse pasado toda la noche estudiando. Y casi lo que más perpleja le dejaba era que estaba bastante segura de que no había ningún asiático en la residencia (incluso había preguntado), así que ¡¿a quién cojones llamaba la vieja en la residencia?! %#$/@!

Bueno, dejando a un lado que se iba a tener que enfrentar a un día durillo con sólo tres horitas de sueño a la espalda (ya lo había hecho antes, sobreviviría), tenía que agradecerle a la señora el servicio despertador que le había hecho madrugar lo suficiente como para poner la lavadora y secadora, imprimir apuntes, limpiar la habitación...

Así que si alguien sabe decir en chino:
- Me cago en tus muelas.
- Deja de llamarme.
- Gracias por el servicio despertador.
... le agradecería la traducción.

Un beso y un bostezo.


lunes, 26 de noviembre de 2012

Dos

Dos son los meses ya que Padua y yo llevamos juntas (sí, lo nuestro se está convirtiendo en algo serio) y, en este último mes, Padua me ha dado mis primeras veces de sentirme como en casa, frío en la punta de los dedos y en la nariz, que se me empañen las lentillas y que el aliento se me condense en los labios. Me ha dado mi primer cine en italiano, la niebla y la horrible sensación de no sentir las manos; y las hojas amarillas de los árboles sobre el suelo y en la cesta de mi bici, y recibir mi primera carta desde España, y unas decenas de palabra en albanés. Este mes ha sido muchas comidas hasta reventar, y un japonés y un Welcome back y aprender a llevar la bici con una mano. Ha sido empezar y terminar con el se tu vuoi, el Pulcino Pio y descubrir que el cuerpo del erasmus no está diseñado para hacer ejercicio. Este mes ha sido alcohol y promesas rotas de no volver a beber jamás y descubrir las galletas más ricas del mundo. Y que Amazon me mande la funda del Kindle... pero sin el Kindle. Deberes de italiano, T.P., comer sola pero no, desvivirse por encontrar unos auriculares... Spritz, castañas y tiramisú. Este mes incluso ha sido un poco de algunos días de mal humor y unos muchos tantos de tontería... 

...¡ah! y un TVTB y un montón de corazones de papel.

Otro pedazo de Padua: mi primer otoño.

¿Me corrige alguien los deberes?

En el curso de italiano en el que taaaaanto aprendo (NO) a veces me mandan deberes que no hago, pero la semana pasada me mandaron escribir una redacción sobre la inmigración y hoy me levanté con el pie derecho y me dije: "venga va, no hay nada que me apetezca hacer más después de seis horas de clases. ¡Voy a hacerla!". Y nada, que la he hecho, estoy muy orgullosa de ella y todo eso y... ¿alguien que sepa italiano quiere corregir mis tropecientos mil cuatrocientos cuatro errores? Es para mañana. Gracias.

L'IMMIGRAZIONE

Immigrare, sulla carta, è l'azione che fa una persona che arriva in un paese straniero con l'intenzione di rimanere là. Infatti, sulla carta (esattamente sulla carta della Dichiarazione Universale dei Diritti dell'Uomo) anche si dice che "ogni individuo ha diritto alla libertà di movimento e di residenza entro i confini di ogni Stato" o che "ogni individuo ha diritto di lasciare qualsiasi paese, incluso il proprio, e di ritornare nel proprio paese" (articolo 13) o, perché no, "nessuno può essere arbitrariamente privato [...] del diritto a cambiare di nazionalità" (articolo 15).
Ma la realtà attuale è che, come tutti sappiamo, i diritti umani sono usati abbastanza spesso come carta igienica e che, in tanti casi, la situazione dell’immigrazione viene sintetizzata in una relazione abbastanza stabile e con previsioni di matrimonio tra le parole immigrante e xenofobia. Molto difficile è trovare nella strada dal nostro bel paese ospitante un cittadino rispettabile estremamente felice perché gli stranieri molto stranieri vengono a rubare il loro lavoro, a sfruttare il loro sistema di sanità o a riempire di droga e delinquenza le strade delle città che, se non fosse per questi "strani" potrebbero essere prese da un libro di Aldous Huxley. E che cosa possiamo dire se questi invasori anche, oltre ad essere "strani”, lo sembrano?! Strade piene di neri, arabi e cinesi rovinando la nostra economia e minacciando la nostra cultura!!
E, beh, in realtà, saltate il paragrafo prima perché tutto quello che ho detto è una bugia (almeno la metà). Perché l'immigrazione, come tutto in questa vita,  ha due modi per guardarla, anche agli occhi della stessa persona. Perché non è lo stesso l'immigrante che attraversa il mare in una piccola imbarcazione, malnutrito e senza un euro nel portafoglio, che l'immigrante che vola in prima classe; anche se loro due vanno alla ricerca di una vita migliore. Sebbene quest'ultimo anche va a rubare un lavoro, ad abusare della sanità o a prendere una riga di cocaina. Perché non è lo stesso essere un immigrante illegale, dove ti senti al 100% immigrante, che attraversare l'Europa con un diploma di laurea sotto il braccio... Non è lo stesso!
E soprattutto negli ultimi anni, caratterizzati da una unificazione globale attraverso la tecnologia e i danni della crisi economica mondiale, possiamo vedere questo spesso: giovani laureati e intelligenti che, per esempio, escono dalla Spagna per lavorare come ingegneri in una grande multinazionale tedesca o come medici in un ospedale in Svizzera.
Sembrano quasi quotidiane i casi di studenti universitari europei (e alcuni non europei) che sfruttano che "non ci sono frontiere nell’Europa" per proseguire i loro studi in questo o quel paese o commettere l'audacia di innamorarsi, sposarsi e di stabilirsi molto lontano da casa... Lo vediamo ogni giorno... E quello che è più sorprendente è che questi giovani possono sentirsi stranieri ma non immigrati... Come non si sente immigrante il norvegese che sceglie di vivere la sua pensione nelle Isole Canarie o il pop star spagnolo che vive a Miami... Anche io stessa, se domani decidessi trasferire il mio file all'Università di Padova e vivere qua, è possibile che solo mi sentissi abbastanza estraniera, ma non troppo immigrante...
Ma, naturalmente: non è lo stesso!
Perché è chiaro che nel secolo XXI, quando si parla di immigrazione, nessuno pensa in noi stessi sfruttando al massimo le possibilità del mondo. No. Noi tutti pensiamo in estrema povertà, in scappare, in cittadini di seconda classe a qualli noi li facciamo un favore aprendo le porte del nostro meraviglioso paese. Pensiamo in barche e imbarcazioni di piccole dimensioni. E nella carità. E nella droga. E nel crimine. E pregiudizi bla bla bla... Perché non pensiamo che "ogni individuo ha diritto alla libertà di movimento e di residenza entro i confini di ogni Stato" e che non esiste questo dell'immigrazione di prima o seconda divisione. Perché non pensiamo nell’arricchimento culturale oppure in un mondo senza frontiere per tutti... ma, naturalmente, non è lo stesso!

domingo, 25 de noviembre de 2012

Navidad, oh, dulce, muy dulce, diabética, Navidad

Por todos es sabido que no me gusta la Navidad (y si no lo sabías, ya te lo digo yo: no, no me gusta la Navidad y el Grinch a mi lado es un aficionado), pero ayer me gustó un poquito... y lo digo así, con la boca pequeña no vaya a ser que se gafe. 

Como en todas las ciudades del mundo, en Padua la Navidad llega a las calles mucho antes de que Papá Noel se ponga a dieta para volver a entrar en el traje. Concretamente, a esta ciudad que durante este año es mi hogar, la Navidad llegó hará unos diez días, cuando apareció un lazo rojo gigante sobre la fachada de uno de los edificios del complejo hospitalario y creció de golpe y porrazo un pedazo de abeto de Navidad en frente del Palacio del Bo. Ya se venden polvorones en los supermercados y la gente se pone esos jerseys caseros con rombitos taaaan monos (ironía MODO ON) y si caminas por el centro puedes toparte cara a cara con un mercadillo navideño... ¡Y, eccola, esta es la parte de la Navidad que me empieza a gustar!

¿Y por qué un mercadillo de Navidad me puede gustar tanto como para acabar mandando un montón de christmas a casa? Primero y más importante: porque no había villancicos. Y segundo, por esto:



¡CHOCOLATEEEE!

Yes, ladies and gentlemen, estamos hablando de un mercadillo 100% comestible, 99% chocolate (1% mazapán), del infierno de los diabéticos, de la perdición de Hansel y Gretel, de mi mejor sueño hecho realidad, del paraíso de los golosos... ¡del mercadillo navideño perfecto! ¡Ay! Que se me escapa una lagrimita y todo... Venga ya, termino aquí, que voy a echar las felicitaciones de Navidad al buzón.

Buon Natale a tutti!

PS: ya tengo mi calendario de Adviento eeejejeje.

Mi primera palabrota en albanés

¡Já! ¡He engañado a mi profe de albanés para que me enseñe una palabrota! ¡Chupiiiii!

Kurvë: puta.

Úsenla con moderación y recuerden que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Ganarse el cielo un sábado noche

Anoche me gané el cielo de una manera asombrosa, increíble, brutal, alucinante... porque en vez de salir de marcha y acercar un poquito más a mi hígado hacia la cirrosis, me quede en la resi ayudando hasta las 3 a.m. a una amiga a hacer una sbobine (una comisión) de Anatomía. Desde ya digo que hacer una comi en italiano no es más complicada que hacerla en español (exceptuando el hecho de que muy de vez en cuando tienes que mirar en Google cómo se escribe alguna palabra). Y desde ya digo también que estos italianuchos no saben hacer comisiones. ¡No había visto más pérdidas de tiempo juntas en mi vida!: ¿escribir primero la comisión a mano para estructurarla? WTF?! ¡Están locos estos romanos!

En fin, eso, que he hecho como media comisión en italiano y puedo asegurar sin temor a equivocarme que no echo de menos las que hacía en español.

¡Un beso caraquesos!


viernes, 23 de noviembre de 2012

Një, dy, tre, katër, pesë...

Segunda clase de albanés (haciendo la digestión frente a un té/café) y ya creo que a veces entiendo alguna palabra suelta cuando escucho a mi amiga hablar por teléfono. Sí, sé que me estoy autoengañando, pero yo soy feliz así, ¿vale?

Aquí las palabras nuevas de esta semana:
- Faleminderit: gracias.
- Të lutem: de nada.
- Çkemi: hola (what's up, ciao...).
- Çeni: perro.
- Të kam xham: te quiero (ti voglio bene).

Y ahora los números:
- 1: një.
- 2: dy.
- 3: tre.
- 4: katër.
- 5: pesë.
- 6: gjashtë.
- 7: shtatë.
- 8: tetë.
- 9: nentë.
- 10: dhjetë.

* NOTA DE PRONUNCIACIÓN 1: el albanés no hay quien lo pronuncie bien.
* NOTA DE PRONUNCIACIÓN 2: la "ë" cuando va al final de la palabra no se pronuncia, a menos que la palabra sea monosílaba  Por ejemplo: en një sí que se pronuncia, pero en pesë no.


PS: Estoy intentando que la clase de la próxima semana sea de palabrotas, pero de momento no veo a "mi profe" muy convencida.
¡No entiendo por qué! ¡Ni que yo fuese a usarlas muy muy mucho! Con lo adorable que yo soy...Pssss...

Comer sola, casi pero no

Como soy un poco idiota, soy la única erasmus (que conozco) que va a clase (al menos con una frecuencia alta, que tampoco hay que generalizar, que a veces algún otro se equivoca y se pasa por el aula), a veces me cuesta sudor y esfuerzo encontrar alguien con quien comer. Porque claro, yo estoy en clase, con un montón de gente que no conozco y con la que a lo mejor sólo comparto una asignatura, y todos mis amigos erasmus están durmiendo o mal-llevando la resaca (y mis otros amigos no erasmus están en sus facultades "a-tomar-por-culo" o comen a una hora que es insultantemente temprana para cualquier español), y eso, que a veces, me cuesta mucho encontrar alguien con quien andar a la mensa a la hora de comer.

Hoy no he encontrado a nadie y yo, con carita de pena, me he dirigido hacia la mensa más cercana, he hecho la cola, he cogido el almuerzo y, con la misma carita de pena y sintiéndome como la chica fea en el baile de graduación de alguna americanada de peli,  he ido a sentarme en el primer sitio que he visto libre... al lado del chico "simpático" que me tira los tejos en los T.P. (actividades teórico-prácticas) de SMC1 (una asignatura súper divertida en algún universo paralelo) y sus amigos, y mi plan de "comer-súper-rápido-para-que-nadie-se-dé-cuenta-de-que-estoy-sola-y-salir-cagando-leches-hacia-casa" se vio un poco frustrado y en su lugar me vi con dos horas y media de conversación, un mogollón de risas y una invitación al postre.

Que nada, que el destino no quiere que me sienta como una marginada ni siquiera sin querer. Y que por mí va bien.

Un bacio a tutti!

Mensa San Francesco

¿A qué sabe tu mañana?

El miércoles terminaron mis prácticas con el Dr. Molón y, aunque al final no molaba tanto como creía, ahora lo echo un poco de menos. A ver, no echo de menos que el pobre hombre no se callara ni por equivocación, ni su manía cargante de explicarle hasta a médicos casi más viejos que él hasta el procedimiento más simple, como si todos fueran un poco idiotas, o que la tuviera cogida con el tema de los nuevos fármacos antitrombóticos y me diera una clase magistral de dos semanas sobre el tema (en serio, ustedes no saben cuántos pacientes con fibrilación auricular se beneficiarán de este nuevo tratamiento, ¡pero yo sí! Pregunten, pregunten. Verán que lo peto), o que sus conversaciones fueran monólogos donde yo apenas podía intervenir, o que no supiera caminar y hablar a la vez, o que quisiera que me mojase el culo para organizar un congreso en Las Palmas donde lo invitasen porque tiene muchas ganas de ir Canarias pero sin pasar por la agencia de viajes... Vale, hay muchas cosas del Dr. Molón que no molaban, es más, eran cosas que me traían de cabeza y me tentaban de empujarlo por el hueco de las escaleras, pero, increíblemente, hoy, dos días después, echo de menos que cada mañana me invitase a tomar un zumo (porque no me gusta el café) y que como no me sabía los nombres de las frutas, me hiciese tomar un zumo diferente cada día, para así aprenderlas (me cuide muy mucho de pasar del zumo de Kiwi pero por lo demás cumplí a rajatabla), o que me llamase media hora después de terminar mi último día de prácticas para ofrecerse a escribirme una carta diciendo lo "brava" que había sido en las prácticas para ver si así lograba una nota mayor o, yo que sé, para que mi madre la pegara en la nevera... Echo un poco de menos al Dr. Molón porque a pesar de que es médico desde hace casi 30 años todavía le importan los pacientes y los trata así, como si de verdad fueran una cosa importante (pobre hombre, tantos años en la profesión y no ha aprendido nada) y habla con ellos en vez de fingir que no están delante, y porque a pesar de ser un poquito idiota todos parecían quererle mucho...

... Y porque mis mañanas ya no saben a anana, pesca,albicocca, ace, banana, arancia, pera... y son más de legañas y una taza de té.

... Y porque en realidad el Dr. Molón mola.



lunes, 19 de noviembre de 2012

Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, "të dua"

Voy tan sobrada con el italiano que estoy aprendiendo albanés. Sí, la vida es así, soy demasiado inteligente como para sólo aprender una lengua extranjera a la vez y encima latina, por favoorrrrr. El albanés es un reto más acorde a mis capacidades intelectuales superiores. Eso, y que he hecho una nueva amiga que es albanesa que es tan adorable que a veces (sólo a veces, que yo también tengo días tontos) me dan ganas de aprender ese idioma tan raro que tiene ella que parece inventado. Sin embargo mis esfuerzos no han dado sus frutos: sigo siendo incapaz de leer el alfabeto bien y mi vocabulario se reduce a una decena de palabras roñosas y ninguna palabrota (- Eso no puede ser, María Teresa). Sin embargo mi nueva amistad (mis otras nuevas amistades) sí que hace cosas por mi deseo masoquista de ser políglota: como ella no habla español (aunque es capaz de entender el 50% de mis conversaciones telefónicas %@#!/) y en breve demostraré que yo no hablo albanés, nuestras horas y horas de conversación después de medianoche tienen que ocurrir por fuerza en italiano. Al igual que son en italiano las pelis que vemos o los sms que nos mandamos porque WIND nos los da gratis y porque nos aburrimos muy mucho. Y eso, que no, que no sé hablar albanés, pero que ahora soy capaz de usar el sarcasmo en italiano (tiembla Padova) y de debatir sobre la donación de órganos y los bebés anencefálicos. Ya. Lo sé. Lo peto.

Aquí todo el albanés que sé:
- Natën: buenas noches.
- Mirëmëngjesi: buenos días (pero en plan recién levantadito, con ojeras y legañas).
- Miredita: buenos días (ya aquí nos hemos lavado las legañas, y suena tan parecido a mierdita que el ataque de risa me duró 5 minutos).
- Mirupafshim: adiós.
- Zemër: corazón.
- Si je?: ¿cómo estás?
- Mire: Bien (no sé decir mal, así que siempre siempre estaré súper bien).
- Po: Sí.
- Jo: No.
- Shqiperi: Albania.
- Të dua: te amo.


Hacer las cosas de siempre pero aquí

Sé que hace un porrón de tiempo que no escribo pero tengo una muy buena excusa: la pereza es una enfermedad muy fea. Va, bien, no es una excusa válidad, pero es la verdad.

Desde mi última entrada han pasado cosas, muchas, algunas sobre las que intentaré escribir en entradas posteriores (pero no prometo nada) y algunas sobre las que no escribiré JAMÁS (¡hola mamáaa!). También quiero escribir entradas útiles sobre cuánto cuesta la vida en Padua o el papeleo a la italiana.... (pero tampoco prometo nada). Es más, ahora, en este momento, en el que estoy tumbada en la cama con el portátil sobre el ombliguito después de un día de ir a prácticas, a clase, de hacer la comprar y limpiar el cuarto, me propongo escribir un par de entradas de un tirón y quedar como una reina (o al menos guardar algo en la despensa para otro periodo de prolongada pereza) pero no prometo nada porque hacer el idiota por Facebook también me llama.

Bueno, va, después de dos párrafos de tonterías demostrando que sigo viva va la entrada en sí: cómo me he acostumbrado hasta tal punto a Padova que ya hago aquí casi todas las cosas que hacía en Las Palmas (y no, no me refiero a hacer la compra o limpiar mi cuarto, porque eso NO lo hacía en mi casa). Me refiero a cosas como ir al cine, así porque sí, de plan de sábado tarde o ir a almorzar Sushi del modo que a mí más me gusta: ¡paga 10€ y come hasta que revientes! Con esto quiero decir que ya no todas las salidas son para hacer cosas típicas de italia, ya todo no es salir a beber Spritz, a marchas erasmus, comer pizza o dar un paseo con un gelato italiano chorreando entre los dedos, no. Con esto quiero decir que me siento como en casa casi siempre, aunque con más frío, y que me he dejado convencer para ir a ver la segunda parte de Breaking Dawn al cine (sí, pagando lo que cuesta el cine) en italiano y casi casi no me tuvieron que someter a tortura. Y bueno, va, lo admito... de las pelis de Crepúsculo es la mejor.



PS: aquí os dejo mi recomendación cinematográfica de la semana. NO. Pero al menos así pueden ver que en italiano hasta Crepúsculo parece una peli mejor.