domingo, 28 de octubre de 2012

Mi primer mesaversario en Padua

Parece increíble pero ya ha llegado y pasado mi primer mes en Padua (¡qué rápido pasa el tiempo!). De estos 32 días (sí, lo sé, tenía que haber escrito esta entrada anteayer) me llevo muchas cosas. Me llevo paisajes y gotas de lluvia, y aprender mis primeras palabras en euskera y catalán. Me llevo mi primer viaje en tren y sensaciones de frío. Descubrir todas las mensas, comprar mi primer edredón y vivir una semana en la que beber más alcohol que agua, que me empiece a gustar la ginebra y la cerveza, y engancharme a los Spritz. Me llevo gente nueva. Gente estupenda. Gente genial. Me llevo aprender palabrotas en italiano y correr con la bici. Me llevo el viajar gratis en guagua y me llevo Verona y mi primera bajona de Erasmus, y echar un poco de menos, y películas en italiano con subtítulos en inglés. Me llevo mucho papeleo, un poco de pasta y pizzas, y cambiar mi "ciudad actual" en el Facebook. Me llevo el sonido de la lluvia contra mi ventana, el Colacao falso y las interferencias del Skype. Me llevo fiestas y botellones en Signori y empezar a estudiar y sólo entender la mitad. Y tocarle una teta a Julieta y la niebla y un blog y canciones nuevas y un poco de desear que estuvieras aquí.

Un pedazo de Padua

Bassano del Grappa y sus malditos 6ºC

Hoy hemos ido a Bassano del Grappa, un villa medieval bastante muy chiquitito, situado en la provincia de Vicenza, con un poco de Historia de la II Guerra Mundial, al que se llega en una horita en tren o guagua y que se puede ver perfectamente en un par de horas.

Realmente no hay mucho que ver en Bassano del Grappa: tres plazas, dos puentes... pero es un pueblo con encanto. Quizás hoy tuviese un poquito másde magia que algún otro día, porque hacía 6º fríos grados (aunque la sensación térmica era más bien de "hostia puta que pelete") y porque llovió durante casi todo el día, y aunque el paseo a veces se hizo duro y gélido, las vistas que conseguimos desde il Ponte degli Alpini (un puente de madera cubierto que es la perla de la ciudad y que ha sido destruido y reconstruido tantas veces que casi no se pueden contar) justificaron el precio de los billetes del tren y arriesgar perder los dedos por congelación: la niebla condensándose en forma de remolinos en las laderas de las montañas con las cumbres ligeramente nevadas, las calles desiertas, los patos jugando en el río...

Bassano del Grappa es "famosa" básicamente por su cerámica y su producción de Grapa, un licor fuerte a matar, que te arranca el frío del cuerpo con un chupito, y que sabe a una mezcla entre Jägermeister y vino dulce y que nosotros nos dedicamos a degustar (no muy económicamente) en un bar en la Piazza Garibaldi poco antes de coger la guagua de vuelta a Padova.

Y de Bassano hay poco más que contar aparte de mi paraguas empeñándose en darse la vuelta, la compañía inmejorable, las risas en el tren y lluvia, lluvia y más lluvia...

Un bacio!


Niebla, nieve y frío sobre las montañas de la provincia de Vicenza

Il Ponte vecchio

Ponte degli Alpini


jueves, 25 de octubre de 2012

Llevar un pijama de mi talla

Ir a quirófano es casi igual en todos lados. En Las Palmas, en Padova... las bases son las mismas: ponerse de puntillas sobre una plataforma intentando hacer equilibrios para ver algo del campo quirúrgico entre las manos de los cirujanos sin rozar el campo estéril.  ¿Las diferencias? Quizás que aquí el cirujano te explica cada diminuto paso de la operación y se detiene en cada fase para hacerse a un lado y dejar que te acerques casi a meter la nariz en el agujero que le han hecho al hombre en medio de la tripa. ¿Más diferencias? No hay música en los quirófanos, pero sí ventanas con vistas a los arbolitos (no sé cómo de bueno para mantener un ambiente estéril es esto de tener ventanas, pero la vista mola), la ropa de quirófano es azul en vez de verde y los gorritos verdes en vez de azules; pero la mejor, mejor, mejor de todas las diferencias es que aquí tienen pijamas de todas las tallas. Sí, de todas (desde la S a la XXL) y por primera vez en mi vida he podido ponerme un pijama de mi talla. Wiiiiiiiiiiiiii!

Amanecer sobre Padua desde la planta 10 del Ospedale Sant'Antonio 

lunes, 22 de octubre de 2012

Mi primer día de prácticas

Hoy ha sido mi primer día de Erasmus de levantarme a las 6.30 para ir a prácticas (-Diosssss, qué torturaa, ¡pero si esa es la hora a la que se acuestan normalmente los Erasmus!! -Ya, lo sé, a mí me lo vas a decir). Por fortuna a las 7 de la mañana en la calle hace un frío tan polar que en los 15 minutos que tardo en ir en bici desde mi residencia hasta el Ospedale di S. Antonio (donde tendré prácticas de Chirurgia Colon Protologica durante las próximas dos semanas) se me congelaron el sueño, las legañas y las tonterías.

Ya en el hospital, vi amanecer desde la terraza del piso décimo sobre una panorámica perfecta y despejada de Padua y me olvidé un poquito de que era lunes.

También me ha ayudado a olvidarme de que era lunes la residente a la que me ha tocado perseguir por los pasillos. Mi "resi" se llama Maria "apellido impronunciable" y es como una bomba atómica de alegría y entusiasmo con patas. Me ha recibido sonriendo, me ha saludado con un abrazo, se ha pasado toda la mañana riendo (a pesar de haber tenido guardia todo el finde) y hasta le brillaban los ojillos entre paciente y paciente... ¡Cómo se nota que es residente de primer año y su amor por la cirugía es aún fresco y joven! Ainsss, qué bella es esta etapa de Luna de Miel antes de que todos los médicos se vuelvan unos bordes y unos amargadosss... ¡Ah, no! Espera, que eso sólo pasa en España... Que aquí me he pasado la mañana entera con un grupo enorme de cirujanos (unos 20) donde TODOS (desde el residente de primer año hasta el médico que podría ser mi abuelo) se han presentado, me han preguntado mi nombre (¡¡y se lo han aprendido!!), de dónde soy y hasta "qué quiero ser de mayor"; con un grupo de matasanos que me llamaban dottoressa, que me invitaban en la cafetería para demostrarme que, aunque no me gustase el café, el café italiano sí que sí que me tenía que gustar (no) y que me han dejado palpar hernias, auscultar, pasar ronda con ellos, quitar puntos, curar heridas y hablar libremente con los pacientes sin decirme "ponte en una esquina y no toques nada"; que me enseñaban a hacer las cosas con paciencia, una sonrisa y felicitaciones cuando hacía algo no del todo mal, como si tuviesen claro que yo no sabía nada y que estaba ahí para aprender, y no mirándome como si fuera un proyecto de ser humano medio retrasadillo que está ahí para estorbar.

En este hospital de Padova, donde de momento soy la única estudiante en un tirocinio, soy un poco como una estudiante y casi un poco como una "colega" más... Y además, he hecho más en mis tres horas de prácticas que en toda la semana que pasé el curso pasado en Cirugía en Las Palmas...

Estoy pensando que no creo que mañana me moleste demasiado el despertador a las 6... eso, y que a lo mejor no quiero volver nunca a España...

Ospedale Sant'Antonio di Padova
PS: nota importante. A hacer caca aquí también se le llama "andare di corpo". De nada.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Tratos con la mafia

Hoy le he pedido dinero prestado a la mafia. 

Bueno, vale, que no era la mafia, que era un chico de mi resi muuuuuy del sur de Italia, al que me he encontrado (gracias a Dios) en el único súper del mundo donde no aceptan tarjetas. Y vale, que sólo me ha dejado dos euros... pero "porsiaca" si nadie encuentra mi cadáver que sepan por dónde van los tiros.

Y en fin, yo me quedo por aquí esperando mi cabeza de caballo. 

Un besito!!


lunes, 15 de octubre de 2012

Las bicicletas son para el verano

Hoy he descubierto que las bicicletas son para el verano, ¿por qué? Fácil: los frenos no funcionan bajo la lluvia. Y me temo que he tenido que descubrirlo de la manera mala: con una bonita colisión. Tranquilos, tanto yo como mi pitufo de hojalata (es así como he decidido bautizar a mi bici) estamos bien, y la otra bici con la que colisionamos también. No hay heridos más allá del orgullo.

Lo que realmente no me puedo creer es que haya superado tantos retos ciclísticos para que cuatro gotas de lluvia (o cuatro mil, hoy en Padua tocó el ensayo general para el segundo Diluvio Universal) me hagan fallar. Yo, que soy capaz de conducir de noche y con niebla, que me cambio de la calzada a la acera y de ahí al carril bici y vuelta a empezar sin pestañear, que ya he superado las agujetas, el conducir borracha como una cuba y el llevar toda la compra de un mes en la cestita (y bajo el brazo, que es una cestita no un camión de carga)... he impactado hoy con otra bici que se ha parado en seco a unos 5 metros de mí (joooo, carita triste). 

Encima, probablemente mañana me despierte muriendo de pulmonía, porque esto no haber montado en bici desde la Primera Comunión no me ayuda nada a ponerme al nivel de los padovanos, que son capaces de llevar la bici con una mano y usar la otra para hablar por teléfono, comerse un helado, sujetar un paraguas o sacarse un moco. Y sí, lo importante es la parte del paraguas, no la del moco.

Así que si bien cuando yo llegué a Padua me puse como reto del curso aprender a montar en bici y a hablar por el móvil a la vez (y sacar el año limpio, mami, eso también, prometido), ahora lo cambio por aprender a hacer que mi bici y mi paraguas se lleven bien, porque como me toque esperar a que vuelva a ser verano para poder usar la bici... mala inversión he hecho.


domingo, 14 de octubre de 2012

Oh, Romeo, Romeo...

¡Hoy he ido a Verona! ¡¡Wiiiiii!! Y la verdad es que estaba muy ilusionada (como se puede deducir no muy difícilmente por ese wiiiiiiiii), primero porque para ir a Verona teníamos que ir en tren y yo como buena isleña paleta que soy nunca había cogido uno (wiiiii, ¡viajar en tren!), y segundo, ¡porque era Verona! Verona: la ciudad de Romeo y Julieta, la Verona de la peli de Cartas a Julieta... ¡esa Verona.!

Lo primero que tengo que decir de Verona quizás sea que el camino en tren es bastante bonito: plagado de campos, pueblecitos y viñedos. Lo segundo: que las ideas preconcebidas son muy feas y que Hollywood es mala gente. 

Siendo sincera, la única imagen actual que tenía yo de Verona es la que sale en la película protagonizada por Amanda Seyfried... así que imagínense el tamaño de mi decepción cuando llego a la casa de Julieta y en vez de ver a docenas de mujeres llorando de amor y escribíendo cartas bajo el balcón y escondiéndolas entre las piedras del muro, me encuentro con un patio precioso abarrotado a más no poder por turistas tocándole una teta a la estatua de Julieta (dicen que si no le tocas la teta no encontrarás el amor jamás), una tienda de souvenirs, grafitis y más grafitis en el pasillo de entrada, centenares de chicles pegados junto al portón, decenas de candados en una verja (maldito sea Federico Moccia y su Ho voglia di te) y ni una triste declaración de amor pegada al muro (ahora se dejan en buzones, pues que caca, ¿no?).

La Casa de Julieta

Éstas son las paredes del pasaje que hay desde la calle hasta el patio de  La Casa de Julieta, y la verdad es que prefería lo de las cartas. Esto es un asquito.
¡Federico Moccia os saluda!

Yo, metiéndole mano a Julieta, una manera tan buena como otra cualquiera de encontrar el amor.

La verdad es que una vez que te deshaces de los prejuicios, Verona no está tan mal. Es una ciudad medieval, con mucha historia y helados muy buenos, donde la mitad de sus señores se llamaron Can o Mastino (qué perros, ¿eh?) y donde no tienen en muy alta estima a Shakespeare (porque el amigo Billy nunca estuvo en Italia, y la verdad es que por ahí creen que es un poquito bastante posible que Shakespeare hubiese copiado, la que probablemente sea su obra más conocida, de un escritor de Vicenza)... Otra posibilidad es que Shakespeare se hubiera inspirado en la rivalidad que había entre las dos familias veronesas que partían el bacalao por ahí hace unos cuantos cientos de años, y que se mataban un poquito entre sí cuando se aburrían... en fin, ¡quién sabe!

Verona vista desde lo alto del Castillo de San Pietro o, como a mí me gusta llamarlo,  el Castillo de "Joder cuántos escalones".

L'arena, (el Coliseo de Verona) donde descubrimos que la historia de la peli de Gladiator ocurrió de verdad aunque no precisamente como  sale en la película.

Piazza dei Signori y el Monumento a Dante

 Castelvecchio

Hay una leyenda que dice que si alguien dice una mentira bajo esta estatua, la pelota de piedra que sostiene  le caerá sobre la cabeza. Doy fe de que no es verdad. Patricia Martín, tentando al destino desde 1991.

Quizás resumiría Verona en una buena impresión general, un precioso primer viaje en tren, un par de  buenas conversaciones en italiano-español-inglés, en empezar a aprender catalán, en un rico helado sabor Bacio y el primer proverbio italiano que he descubierto:



"Veneziani gran signori, padovani gran dottori, vicentini mangia gatti, veronesi tutti matti.., " 

("Venecianos, grandes señores; padovamos, grandes doctores; vicentinos, comen gatos; veroneses, todos locos...").


Un bacio a tutti!


sábado, 13 de octubre de 2012

Un día se quemará mi residencia y moriremos TODOS

Mi residencia está súper bien: es céntrica, con habitaciones individuales, gimnasio, canchas, sala de cine, parking de bicicletas... La gente es súper simpática: hacen cenas, fiestas y noches de pelis... Vale, quizás las paredes de los cuartos necesiten una manita de pintura pero, ¡hey!, que para compensar tenemos un sistema de detectores de humo fino fino fino. Vamos, que cada vez que alguien se enciende un porrito se nos fastidia la siesta a todos.

Llevo dos semanas en la residencia y ésta es la tercera vez que oigo saltar la alarma (aunque me consta que han sido más). La primera vez que sonó ese sonido infernal: mezcla de sirena de ambulancia y maullido de gato atropellado, salí pitando de la habitación, bajé los escalones de dos en dos y llegué al hall para darme cuenta de que ahí sólo estábamos los erasmus. 

Hoy, cuando me ha despertado de mi coma resacoso, he vuelto a salir de la habitación, sólo "porsiaca", aunque no me he lanzado escaleras abajo, he ido a mi ritmo. He saludado a una chica que iba al baño, a otro que se metía en el ascensor, a un español que iba a la cocina, a los chicos que acaban de terminar de jugar al fútbol... y esta vez en el hall no estaba ni el tato. Ni siquiera los erasmus.

Lo dicho, un día habrá fuego de verdad y moriremos todos.

jueves, 11 de octubre de 2012

Padua

Padua huele a pizza y a humo de cigarrillo. A veces también huele a lluvia, pero no como huele la lluvia en casa, a tierra mojada, sino sencillamente a lluvia. Como si la lluvia ya estuviera cansada de caer y ya no quisiera oler a otra cosa que no fuera lluvia.

Padua huele a pizza porque Padua es Italia y porque cada veinte metros hay una pizzería, un bar o un pizza&kebab que llenan las calles de ese olor que siempre da hambre. Y también huele un poco a humo de cigarrillo, porque en Padua son mucho de fumar.

Padua suena a gotas de lluvia contra el cristal y a campanas de la Iglesia de Santa Sofía a las seis. Suena a italianos hablando muy rápido por el móvil y a españoles en cada esquina; a bicis cruzando a toda velocidad la calzada y la acera. Padua suena a risas a las tres de la mañana y a intentar hablar en italiano.

Padua es adoquines viejos y cielos grises. Padua es cambiar el olor de tu pelo y de tus sábanas. Es grafitis en las paredes y siempre macarrones de primero. Padua es comprarte tu primer edredón y usarlo en Septiembre. Es italianos con el cuello de la camisa levantado y viajar gratis en autobús. Padua es conocer a gente nueva e inventar maneras para hablar con la vieja. Es recorrer media ciudad bajo la lluvia para buscar una postal y descubrir una pizzería donde pedir pizzas al azar.

Padua es echar de menos algunas cosas… pero no tanto. No aún.

Padua es descubrir cosas para extrañar.

Grafiti cerca del Giardini dell'Arena

Erasmus en diferido: Día D

Levantarse a las 3 a.m. con los ojos rojos como la nariz de un payaso y tras haber dormido sólo dos horas, ducharse, arreglarse, desayunar (o como quiera que se llame la comida que se haga a esa hora), hacerse los sándwiches para el avión, subirse en el coche, poner la música a tope y llegar al aeropuerto con la canción de Into de Night  de Santana y Chad Kroeger sonando por los altavoces, despedirme de mi padre…

Facturar dos maletas enormes y bastante apalizadas que contienen casi toda mi vida, subirme a un avión dirección a Madrid… Una siesta, una peli, ver amanecer sobre el océano, bajarse en la T4, buscar cafeína, pasarse seis horas viendo llegar y despegar los aviones, ver otra peli… y embarcar rumbo a Venecia.

Llegar a Venecia ya de noche, buscar las maletas (yujuuuu no me perdieron ninguna), comprar los billetes para la guagua, ir a la parada a descubrir que los Erasmus españoles que vamos a Padua somos unos cuantos muy muchos (poco italiano vamos a hablar hoy), subirse a la guagua metiendo las maletas donde se puede (porque somos muchos con muchas maletas y así como que no)… Llegar a la estación de guagua de Padua, bromear con el chófer, ver tu hotel cruzando la calle. Llegar, descubrir que el recepcionista habla español, subir a la habitación más cutre del hotel de cuatro estrellas (sí, con vistas a las obras de la estación), ducharse, ver que están echando Once Upon a Time en italiano en la tele, ver un capítulo, morir.

Las vistas desde mi habitación

Once Upon a Time en italianoooooo. So lovely =)


FIN

PDT: robar las pantuflas del hotel.


miércoles, 10 de octubre de 2012

Estoy viva, lo prometo

¡Increíble pero cierto! Estoy viva y coleando y acumulando cansancio, papeleo pendiente y horas de bici.

Hace dos semanas ya que llegué a Padua y sé que no he escrito nada (¡mentira!, alguna que otra cosa he escrito en el ordenador pero no he tenido acceso a Internet para subirlas), pero es que éstas han sido dos semanas muy muy largas y ligeramente estresantes: que si papeleo por aquí, que si más papeleo por allá, deshacer las maletas, una excursión a IKEA, buscar un súper barato, limpiar la habitación, ir a clase, hacerle la rosca a los delegados de clase para que te dejen las sbobine (comisiones de apuntes, hablando en plata), presentarse a los profesores, comprar una bici robada, contratar un número de teléfono italiano, más papeleo, salir de fiesta (sí, es una obligación Erasmus, porque a) no salir siendo Erasmus se condena con la cárcel, y b) tienes que hacer amigos y nada une más que ir borrachos como cubas en bici de vuelta a la residencia), hacer cambios en el Acuerdo Académico y... más papeleo.

En fin, que han sido unos 15 días caóticos. Hasta hace unos días no tenía Internet en el ordenador y hasta hoy, que estoy haciendo tiempo par ir a comer, no he podido parar el culo quieto para escribir una entrada.

Pues eso, que estoy viva, y he hecho turismo por los sitios más bonitos de Padua: el IKEA, el McDonald's, el Alcampo, las plazas de los botellones y el Pizza&Kebab de enfrente de la resi... Además ya he probado la pizza, la pasta, el spritz, y otros productos nacionales (guiño ojo, guiño ojo)... Casi que me puedo volver a casa ya, ¿no?

Prato della Valle,  uno de los sitios más bonitos y emblemáticos de Padua y hasta el día de hoy yo sólo lo he visto de noche.