viernes, 23 de noviembre de 2012

¿A qué sabe tu mañana?

El miércoles terminaron mis prácticas con el Dr. Molón y, aunque al final no molaba tanto como creía, ahora lo echo un poco de menos. A ver, no echo de menos que el pobre hombre no se callara ni por equivocación, ni su manía cargante de explicarle hasta a médicos casi más viejos que él hasta el procedimiento más simple, como si todos fueran un poco idiotas, o que la tuviera cogida con el tema de los nuevos fármacos antitrombóticos y me diera una clase magistral de dos semanas sobre el tema (en serio, ustedes no saben cuántos pacientes con fibrilación auricular se beneficiarán de este nuevo tratamiento, ¡pero yo sí! Pregunten, pregunten. Verán que lo peto), o que sus conversaciones fueran monólogos donde yo apenas podía intervenir, o que no supiera caminar y hablar a la vez, o que quisiera que me mojase el culo para organizar un congreso en Las Palmas donde lo invitasen porque tiene muchas ganas de ir Canarias pero sin pasar por la agencia de viajes... Vale, hay muchas cosas del Dr. Molón que no molaban, es más, eran cosas que me traían de cabeza y me tentaban de empujarlo por el hueco de las escaleras, pero, increíblemente, hoy, dos días después, echo de menos que cada mañana me invitase a tomar un zumo (porque no me gusta el café) y que como no me sabía los nombres de las frutas, me hiciese tomar un zumo diferente cada día, para así aprenderlas (me cuide muy mucho de pasar del zumo de Kiwi pero por lo demás cumplí a rajatabla), o que me llamase media hora después de terminar mi último día de prácticas para ofrecerse a escribirme una carta diciendo lo "brava" que había sido en las prácticas para ver si así lograba una nota mayor o, yo que sé, para que mi madre la pegara en la nevera... Echo un poco de menos al Dr. Molón porque a pesar de que es médico desde hace casi 30 años todavía le importan los pacientes y los trata así, como si de verdad fueran una cosa importante (pobre hombre, tantos años en la profesión y no ha aprendido nada) y habla con ellos en vez de fingir que no están delante, y porque a pesar de ser un poquito idiota todos parecían quererle mucho...

... Y porque mis mañanas ya no saben a anana, pesca,albicocca, ace, banana, arancia, pera... y son más de legañas y una taza de té.

... Y porque en realidad el Dr. Molón mola.



No hay comentarios:

Publicar un comentario