sábado, 30 de marzo de 2013

Toca lucirse, toca Padua

Creo que debo de ser la única persona sobre el planeta capaz de alargar un tour por Padua ocho horas. En serio, para los que no hayáis estado nunca aquí, Padua no es tan grande. Hasta hoy se me hacía difícil creer que hubiese tanto que ver, pero lo hay. La cosa es ponerse. Ponerse, y buscar anécdotas curiosas y divertidas que contar de cada sitio. Y no, no me refiero a la historia de cómo me caí de la bici y de cómo mi hermano me obligó a llevarle al punto exacto para sacarle una instantánea a ese trozo heroico de pavimento. No. Me refiero a “los tres senza” de Padua, las historias de los papiros de Laurea, las tradiciones del Pedrocchi… A esas cosas. 

Como soy una chica lista, empecé mi tour padovano por la Facultad de Medicina, para que mi madre viese que sabía cómo llegar y así aparentar como que iba a clase y eso (no, es broma, sí que voy a clase casi siempre. Soy una Erasmus pésima). Y después, les llevó al centro a disfrutar la más bonita de las tradiciones italianas: el café y la brioche (por 1€ en el Brek). Así, con el estómago lleno y el corazoncito contento, les hablé de la historia de Padua, del caffè Pedrocchi y de las mil y una cosas que se pueden decir del Bo. Después fuimos a la Basílica del Santo y vimos cada uno de los rincones de todos sus atrios, ¡y ahí también tenía historias que contar chavalines! Porque hablé del robo del mentón del Santo o de los milagros de San Antonio que parecía una entendida y todo. 
Caffè Pedrocchi
Sant'Antonio
Claustro de la Basílica de San Antonio

A continuación y como mi hermano estudia a todos esos seres que hacen la fotosíntesis, a alguien (no a mí) se le ocurrió la brillante idea de visitar el Orto Botanico de Padua. Dejando al lado mi opinión sobre lo interesante que puede ser un sitio lleno de plantas, ¿cómo de bonito es un jardín botánico a las salidas de un muy frío invierno? ¡Exacto! De todas maneras, y aunque del Orto no sabía gran cosas, salimos del paso y pudimos ver alguna que otra cosa interesante antes de ir a la hostería típica que me habían recomendado y donde había reservado mesa para almorzar. 

Mujer tallada en el interior de un Plátano Oriental en el Jardín Botánico
Por la tarde nos tocó ver el Duomo, Piazza delle Erbe y la della Frutta, il Palazzo della Ragione y la Piazza dei Signori, con su reloj. Nos tomamos un rico helado italiano a juego con el frío de la ciudad. Vimos el Prato della Valle y la Iglesia de Santa Giustina… y el cansancio pudo con todos nosotros cuando incluso todavía me quedaban una o dos cosas de Padua para enseñar.

Prato della Valle
Padova también tiene sus canales
Tradicional, divertida y sucia laurea padovana


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