sábado, 9 de marzo de 2013

Roma, día 4: el Principito

Mi último día en Roma, ya con todo lo que me interesaba ver, visto y acusando tanto cansancio y dolor que dejaba en evidencia mi capacidad para patear ciudades, me costó levantarme de la cama. Esa última mañana, después de pelearme contra las legañas fuimos a la Piazza de la Repubblica y a una iglesia cercana, Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, y después hacia la que es la mayor iglesia del mundo dedicada al culto mariano: Santa Maria Maggiore, pasando por delante del Teatro de la Ópera.

Piazza della Repubblica
Interior de la Iglesia de Santa María de los Ángeles
Santa María la Mayor
Interior de Santa María la Mayor
Esa misma tarde cogí el tren a Padua con un ejemplar de el Principito bajo el brazo. El libro lo encontré por casualidad en el supermercado (básicamente me choqué con él) y decidí comprarlo en un impulso por una costumbrilla que he cogido con el tiempo de leer esta historia que tanto me encanta, tierna y cargada de verdades como puños a cada frase, en cada lengua que aprendo (o pretendo aprender)... ¡y con ésta ya van cuatro las lenguas y seis las veces que me lo he leído! ¡Y yo aún sin sabérmelo de memoria!


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