Padua huele a
pizza porque Padua es Italia y porque cada veinte metros hay una pizzería, un
bar o un pizza&kebab que llenan
las calles de ese olor que siempre da hambre. Y también huele un poco a humo de
cigarrillo, porque en Padua son mucho de fumar.
Padua suena a
gotas de lluvia contra el cristal y a campanas de la Iglesia de Santa Sofía a
las seis. Suena a italianos hablando muy rápido por el móvil y a españoles en
cada esquina; a bicis cruzando a toda velocidad la calzada y la acera. Padua
suena a risas a las tres de la mañana y a intentar hablar en italiano.
Padua es
adoquines viejos y cielos grises. Padua es cambiar el olor de tu pelo y de tus
sábanas. Es grafitis en las paredes y siempre macarrones de primero. Padua es
comprarte tu primer edredón y usarlo en Septiembre. Es italianos con el cuello
de la camisa levantado y viajar gratis en autobús. Padua es conocer a gente
nueva e inventar maneras para hablar con la vieja. Es recorrer media ciudad
bajo la lluvia para buscar una postal y descubrir una pizzería donde pedir
pizzas al azar.
Padua es echar de
menos algunas cosas… pero no tanto. No aún.
Padua es
descubrir cosas para extrañar.
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Grafiti cerca del Giardini dell'Arena |
Experiencias inolvidables
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