domingo, 14 de octubre de 2012

Oh, Romeo, Romeo...

¡Hoy he ido a Verona! ¡¡Wiiiiii!! Y la verdad es que estaba muy ilusionada (como se puede deducir no muy difícilmente por ese wiiiiiiiii), primero porque para ir a Verona teníamos que ir en tren y yo como buena isleña paleta que soy nunca había cogido uno (wiiiii, ¡viajar en tren!), y segundo, ¡porque era Verona! Verona: la ciudad de Romeo y Julieta, la Verona de la peli de Cartas a Julieta... ¡esa Verona.!

Lo primero que tengo que decir de Verona quizás sea que el camino en tren es bastante bonito: plagado de campos, pueblecitos y viñedos. Lo segundo: que las ideas preconcebidas son muy feas y que Hollywood es mala gente. 

Siendo sincera, la única imagen actual que tenía yo de Verona es la que sale en la película protagonizada por Amanda Seyfried... así que imagínense el tamaño de mi decepción cuando llego a la casa de Julieta y en vez de ver a docenas de mujeres llorando de amor y escribíendo cartas bajo el balcón y escondiéndolas entre las piedras del muro, me encuentro con un patio precioso abarrotado a más no poder por turistas tocándole una teta a la estatua de Julieta (dicen que si no le tocas la teta no encontrarás el amor jamás), una tienda de souvenirs, grafitis y más grafitis en el pasillo de entrada, centenares de chicles pegados junto al portón, decenas de candados en una verja (maldito sea Federico Moccia y su Ho voglia di te) y ni una triste declaración de amor pegada al muro (ahora se dejan en buzones, pues que caca, ¿no?).

La Casa de Julieta

Éstas son las paredes del pasaje que hay desde la calle hasta el patio de  La Casa de Julieta, y la verdad es que prefería lo de las cartas. Esto es un asquito.
¡Federico Moccia os saluda!

Yo, metiéndole mano a Julieta, una manera tan buena como otra cualquiera de encontrar el amor.

La verdad es que una vez que te deshaces de los prejuicios, Verona no está tan mal. Es una ciudad medieval, con mucha historia y helados muy buenos, donde la mitad de sus señores se llamaron Can o Mastino (qué perros, ¿eh?) y donde no tienen en muy alta estima a Shakespeare (porque el amigo Billy nunca estuvo en Italia, y la verdad es que por ahí creen que es un poquito bastante posible que Shakespeare hubiese copiado, la que probablemente sea su obra más conocida, de un escritor de Vicenza)... Otra posibilidad es que Shakespeare se hubiera inspirado en la rivalidad que había entre las dos familias veronesas que partían el bacalao por ahí hace unos cuantos cientos de años, y que se mataban un poquito entre sí cuando se aburrían... en fin, ¡quién sabe!

Verona vista desde lo alto del Castillo de San Pietro o, como a mí me gusta llamarlo,  el Castillo de "Joder cuántos escalones".

L'arena, (el Coliseo de Verona) donde descubrimos que la historia de la peli de Gladiator ocurrió de verdad aunque no precisamente como  sale en la película.

Piazza dei Signori y el Monumento a Dante

 Castelvecchio

Hay una leyenda que dice que si alguien dice una mentira bajo esta estatua, la pelota de piedra que sostiene  le caerá sobre la cabeza. Doy fe de que no es verdad. Patricia Martín, tentando al destino desde 1991.

Quizás resumiría Verona en una buena impresión general, un precioso primer viaje en tren, un par de  buenas conversaciones en italiano-español-inglés, en empezar a aprender catalán, en un rico helado sabor Bacio y el primer proverbio italiano que he descubierto:



"Veneziani gran signori, padovani gran dottori, vicentini mangia gatti, veronesi tutti matti.., " 

("Venecianos, grandes señores; padovamos, grandes doctores; vicentinos, comen gatos; veroneses, todos locos...").


Un bacio a tutti!


2 comentarios:

  1. Serías un digna veronense con lo loquita que estás

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