jueves, 30 de mayo de 2013

¡Extra, extra, anécdota vergonzosa!

Hoy es el día de Canarias y para celebrarlo, y como no tengo ni papas con mojo ni ambrosías Tirma cerca, voy a contaros lo bien que causo yo primeras impresiones.


Antes de nada, hay tres cosas que si no sabéis de mí tenéis que saber:
  1. Soy hipotensa. Y no hipotensa en plan un poquito hipotensa, sino de la forma en la que los tensiómetros digitales marcan ERROR y sólo puedo medirme la tensión con uno manual.
  2. Tengo tendencia a dormir mal y poco.
  3. Recientemente me he vuelto adicta al café.
Bien, partiendo desde estos puntos, pongámonos en situación: PRIMER DÍA de practicas en Neurología, sólo cuatro horas de sueño a la espalda porque estaba estudiando Infecciosas y lo llevaba mal y abstinencia de casi 72 horas de café porque la máquina de la residencia estaba rota (o sea, con el mono)... OBVIAMENTE me dio una bajada de tensión brutal en prácticas. Pero claro, en lugar de darme mientras estaba sentada en la consulta o, yo que sé, sola en el pasillo, me dio en mitad de la ronda. Ahí, en una habitación con seis pacientes, la adjunta, la residente y tres enfermeros.

Y claro, yo veo que todo empieza a dar vueltas y me siento disimuladamente en una sillita en un rincón. Las cosas siguen dando vueltas así que se me ocurre pedirle a la médico permiso para ir al baño, pensando yo interiormente en tumbarme en cualquier sitio con los pies en alto e ir en busca del café más grande del mundo. Pues bien, error. Nada más acercarme a la médico pálida como mi bata recién lavada, me tumbó en una camilla  libre en la habitación, en medio de los pacientes, hizo que una enfermera me pusiera los pies en alto y mandó a alguien a buscarme algo dulce que nunca llegó.

Pues bien, yo no tenía intención de desmayarme. No me desmayo desde hace un porrón larguísimo de años. Así que intenté decir un millón de veces que estaba bien. pero ella siempre me interrumpía diciendo que era normal el mareo en los estudiantes cuando venían por primera vez al hospital...

¿Mareo? ¿Yo? ¿Por ver a seis señoras esperando a su tratamiento para Esclerosis Múltiple? ¡¡Pero si hace dos años casi que hago prácticas en el hospital!! ¡¡Que yo me pongo a dar saltitos de alegría cuando piso un quirófano y mi primer pensamiento cuando abren a alguien en canal es que me apetece mogollón comer un bocadillo de pata!!

Pues ahora la adjunta se despide todo los días de mí diciéndome que no me olvide de desayunar (si desayunara más se me juntaría con el almuerzo, que lo sepáis) y la residente no me deja hacer nada no vaya a ser que me de un yuyu. Las enfermeras me preguntan a cada momento como estoy y las pacientes de esa habitación me miran raro.

Total, esto sólo me pasó EL PUÑETERO PRIMER DÍA.

Sólo quedan 25 más de pasar vergüenza.



PS: Siento mucho si esta anécdota no era tan vergonzosa como esperabais. Para mí lo es. Lo paso muy mal ahora. Sé que muchos os imaginasteis que esto iría de los efectos secundarios de una fiesta loca. Pero no. Eso no lo cuento que mi madre lee el blog. ¡HOLA MAMÁAA!

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