lunes, 10 de junio de 2013

Bajo el sol de la Toscana

En esta vida pocas cosas pueden ser más alucinantes que beber una taza de café observando amanecer entre las colinas de la Toscana, ver el cielo azul marino salpicado de centenares de estrellas volverse naranja y luego de un azul clarísimo, limpio, con jirones de blanco inmóviles entre las golondrinas. Pocas cosas más increíbles tienen que existir por encima de tener el sabor de Italia quemando sobre la lengua y el aire ligero de las afueras de Florencia en las fosas nasales. Que el verde de los olivos y los matices en los naranjos. Que respirar profundo, muy profundo, y beber más café. Que el sol que calienta, que broncea, pero no abrasa. Que olvidarse de las prisas. Que verlo todo en tonos dorados, porque la luz de la Toscana es dorada aunque no tenga sentido. Y beber más café, y maldecir por no haber traído contigo el portátil porque en ese pequeño de rincón del mundo, entre sombras y olores puros se podrían escribir las historias más perfectas del mundo.

Cerrar los ojos disfrutando de unos instantes en una definición bastante acertada del paraíso. Sonreír. Y terminar el café. 


De mayor me voy a venir a escribir novelas aquí.

2 comentarios:

  1. Estamos de acuerdo, la Toscana es hermosa. Cuando estuve en Florencia, dormía en un pueblo de al lado, que estaba rodeado de campo he era realmente precioso... la Toscana enamora.

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    1. Yo también me quedaba en un pueblo a quince minutos en coche de la ciudad y, en serio, he tenido pocos despertares mejores =)

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