El segundo día en Roma fue un poco más light que el primero pero se nos hizo bastante cuesta arriba porque acusábamos ya el cansancio del día anterior, y porque fuimos cuesta arriba literalmente un par de veces.
Nuestra jornada empezó con un helado italiano de 3 bolas a 1'50€. Era por la mañanita y hacía frío pero pocas maneras mejores hay de empezar el día. Después y haciendo uso del metro (cosa que se nos había ocurrido bien poco el día anterior) fuimos hacia la
Piazza del Popolo, de ahí caminamos hacia
Piazza di Spagna, vimos la embajada española y las calles de compras y fuimos hasta
San Giovanni, una iglesia tamaño XXL que además resulta ser la catedral de Roma... ¡y del mundo!
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Piazza del Popolo |
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Piazza di Spagna |
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San Giovanni |
Después de alucinar un poquito, cogimos el metro para comernos en Piazza Bologna una pizza de un metro. Se hizo difícil terminarla entre las dos, pero madre siempre me ha dicho que no debe dejarse comida en el plato (o en la caja de cartón) y porque medio metro de pizza por barba era un reto curioso... pero se hizo.
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La pizza de un metro |
Luego, para hacer la digestión, nos tomamos un capuchino y terminamos nuestra jornada turística con un paseito nada desdeñable hacia
Piazza Navona (pasando por
Sant'Ignazio y nuevamente la Fontana), donde vimos un
performance y yo me dejé imprisionar por la alucinante fuente de Bernini que hay justo en el centro.
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Sant'Ignazio |
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Interior de la iglesia de Sant'Ignazio |
Esa noche fuimos a casa de unos Erasmus, amigos de mi anfitriona súper chachi, que hacían una fiesta por el día de Andalucía. La fiesta estuvo genial, muy original, con vídeos de sus ciudades más emblemáticos, comida, música, guitarreo... Hubiera estado mejor si hubiera podido moverme, pero claro, una no puede tener Roma y fiesta loca. Es demasiado.
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